Bober tejidos. Calle Imperial, 12. Barrio de Sol

1074183_585486701493956_565763565_or

Ramón Bober Torres

Ramón Bober Torres, originario de Planolas (Gerona), apoyado por su tío y padrino comenzaba su particular aventura como empresario. A principios del siglo XX, con tan solo 17 años, Ramón adquiriría, en el número 14 de la calle Imperial, un establecimiento dedicado a la venta de uniformes de trabajo. Aunque durante los primeros años seguiría comercializando este tipo de producto, de manera paulatina, iría ampliando la oferta ante la creciente demanda de tejidos por los sastres y las costureras madrileñas. Ramón se casaría, por poderes –una situación muy habitual en aquellos años-, con otra catalana. Del matrimonio nacerían varios hijos, María, Ramón, José, Antonio y Paco, todos trabajando desde muy pequeños. Además, los varones, durante la Guerra Civil española, con menos de 11 años, tendrían una delicada misión. Portando telas y tabaco atravesaban las líneas del frente en busca de alimentos. Las telas servían como moneda de pago, mientras que el tabaco se empleaba para sobornar a los soldados para poder atravesar el frente sin daños personales y, me imagino, conservar el contrabando a la ida y a la vuelta. Posteriormente, durante la postguerra, ante el abastecimiento, este establecimiento era uno de los puntos seleccionados para la distribución de tejidos de algodón de tipo único (ABC, 9-XII-1943).

Ramón Bober fue un empresario emprendedor y modélico para ciertos sectores. Por ejemplo, la contabilidad de la tienda serviría de ejemplo para los manuales de aprendizaje. Ediciones Bruño, en su edición de 1942, incluye, en su página 13, uno de sus registros, dato que nos permite conocer la especialización de Bober y Fernández en aquellos años: uniformes, forros y entretelas.

1071572_586205701422056_1786301482_orer

Antonio, uno de los hijos de Ramón, delante de la fachada de la tienda

En 1932, se publica en el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid la petición de Ramón para desviar 200 litros de agua por segundo del rio Jarama para suministrar caudal a una playa artificial para baños (6-XII-1932). Posiblemente, dicha playa estaría situada en la propiedad de a familia, localizada en la población de Coslada. Posteriormente, en 1959, otra iniciativa le llevaría a contactar con la Confederación Hidrográfica del Tajo. Requería la preceptiva autorización para aprovechar las aguas del río Jarama con destino a su fabrica de hielo “San Fernando” (BOPM, 12-XII-1959).

Los abuelos morirían, casi de manera sucesiva, a principios de los años 70, dejando paso a la segunda generación. Hoy, son los nietos, Montse, José Ramón, Marina y Rita, también acostumbrados a trabajar desde edades tempranas, quienes gobiernan, ejerciendo distintas responsabilidades, el negocio de los abuelos.

El establecimiento ocupa uno de los viejos edificios adosados a la Plaza Mayor. Aunque mantiene algunas de sus características, desgraciadamente, ha sufrido profundos cambios. Como es habitual cuenta con tienda y trastienda. La vivienda asociada se localizaba en el piso superior comunicándose ambos espacios mediante una escalera de caracol, aunque siempre a través de la trastienda. La planta baja, originalmente contaba con otra distribución, dejando un espacio más reducido para la clientela. El mostrador estaba alineado con la columna central, por lo que la trastienda era más amplia. Del espacio público aun se conservan los mostradores, la oficina, el reloj y una vieja radio; y como imagen característica actual, llama la atención el colorido y el volumen de rollos de telas, forros, etc., amontonándose por todas partes.IMG_1133 IMG_1136 IMG_1137 IMG_1139

Perfil en Facebook: https://www.facebook.com/TEJIDOS-BOBER-201790013196962/timeline/

Una respuesta a “Bober tejidos. Calle Imperial, 12. Barrio de Sol

  1. Hace dos días estuve en esa tienda comprando forros. Sin duda los de mejor calidad de Madrid. Yo vivo a 600 km. y cuando viajo a la capital siempre voy a Tejidos Bover. Me fascina que aún conserve el aspecto del comercio del siglo anterior. Es como si por allí no pasara el tiempo. Me sentiré muy apenada cuando el establecimiento cierre definitivamente sus puertas. Una historia preciosa la que cuentan. Un saludo.

    Me gusta

Deja un comentario